14 mar 2011

Muerte en Hawaii

El siguiente cuento fue fruto de la inspiraciòn de la canciòn "Muerte en Hawaii" de Calle 13, les dejo el enlace de la canciòn para que la escuchen... Espero les guste.

Tirado en la arena de aquella playa, por un instante René tuvo claro que la clave de la felicidad era simplemente “vivir”.
Para René siempre fue interesante descifrar el verdadero significado de la vida. ¿Qué es vivir?, ¿Cuáles son los pasos que se deben seguir para alcanzar la felicidad?, ¿Cómo saber en qué momento se llega a ser realmente “feliz”?. Toda su vida esas incógnitas lo persiguieron sin saber que sólo al final obtendría las respuestas.
Podía sentir su cuerpo rozando la arena, el agua del mar mojar sus piernas y la cálida brisa golpear su cara, pero su mente no se encontraba ahí. Sus recuerdos y pensamientos viajaban tan rápido que apenas tenía tiempo de procesarlos. Estaba viendo la película de su vida pero en cuadros demasiado acelerados como para que tuvieran coherencia. Solo una parte de aquella película rodó en tiempo real. Fue la escena en que apareció Raquel.
Sucedió una tarde de invierno mientras René se dirigía a clases. No era buen alumno y su comportamiento significaba un serio dolor de cabeza para quienes lo educaban. Su futuro no parecía deparar nada bueno. Mientras caminaba observó como unas cuantas chicas, amigas suyas, molestaban a otra. René nunca la había visto antes y le pareció curioso la vestimenta y actitud de aquella chica. Era el tipo de niñas que veía saliendo de la iglesia los domingos con vestidos largos, opacos y demasiado anticuados para su gusto sosteniendo una biblia entre sus brazos felices de haber cumplido con su responsabilidad con Dios. Aunque poco le importaba aquel asunto de la religión, sintió la necesidad de ayudar a aquella chica, así que se dirigió hacia donde se encontraba el grupo y frenó las constantes burlas que le propinaban a la pobre. Ésta sólo le dio las gracias y siguió su camino.
Días pasaron y René no dejaba de pensar en el suceso de aquella tarde, sobre todo en la mirada de aquella inocente y hermosa niña. Trato de no darle mucha importancia y siguió con sus cosas. Tal vez el destino o simplemente fue la irresponsabilidad de René la que lo llevó a necesitar la ayuda de un tutor para poder aprobar el año. Lo sorprendió el hecho de que su tutora sería aquella chica a la que defendió de su grupo de amigos. Se decía para sí mismo: “Genial, seré la burla de colegio. La religiosa será mi maestra ahora”.
Durante el tiempo a solas que ambos tenían asignado para la tutoría, René fue capaz de conectarse con aquella chica como nunca pensó que fuera posible. Jamás pensó verse a sí mismo hablando tan a gusto con alguien como Raquel. Y por parte de ella, a pesar de que conocía quien era ese chico, y la mala reputación que tenia, tomo una decisión que contrariaba su forma de pensar y la de su padre, quien no tenía ningún agrado con René, y le dio una oportunidad a aquel sentimiento que estaba naciendo.
En ese verano sucedieron cosas increíbles. René era una persona totalmente distinta. El amor lo había detraído de sus malas andanzas y estaba volcado hacia la chica que había conquistado su corazón. Gracias a Raquel, la cual lo motivo a que siguiera sus sueños e hiciera aquello que lo hacía feliz, René empezó a estudiar para ser piloto. Sentía que podía hacer lo que quisiera, al igual que los súper héroes, René se sentía invencible.
Raquel por su parte descubrió el amor y todo el poder que este tiene. Al ser tan religiosa, siempre soñó con ver un milagro, y René fue la prueba que tanto esperaba.
Luego de terminar aquella escena de su vida, se dibujo una sonrisa en la cara de René, una sonrisa sincera, de esas que nacen del corazón. Como si estuviera sentado en una sala de cine, pudo verse ahí, en la orilla de aquella playa recostado en la arena junto a la mujer que lo había convertido en un héroe invencible capaz de pelear con cocodrilos, darle la vuelta al mundo en menos de un segundo, ver en la oscuridad sin usar una linterna y sacarle una sonrisa a la “monalisa”. Pudo verse “feliz”, realmente feliz. Lo lleno de alegría darse cuenta que clave de aquella felicidad no había sido Raquel, ella sólo fue la luz que lo guió, la clave de la felicidad está en “vivir”.
Cuando el sol se escondió detrás del mar, Raquel y René soñaban para siempre, volando hacia el cielo como un súper héroe con su amada entres sus brazos, preparados para afrontar nuevas aventuras.
Daniel Fuentes

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