El tema de este escrito vino a mi en una conversaciòn con una amiga, ella me preguntò: "¿No te has preguntado nunca por què la gente dice que si ves un conejo en la luna, significa que estas enamorado?". Me hice la misma pregunta e inmediatamente vino a mi esta historia... Espero que les guste.
Cuenta la historia, que existió una época en la que el mundo era iluminado por una luna blanca y cinco reyes lo gobernaban. Eran los cinco hombres más poderosos del mundo, con tanto poder que eran considerados como dioses. Para garantizar su reinado, los cinco decidieron hacer un pacto. Cada uno gobernaría una parte de aquella inmensa tierra en paz y sin causar conflictos.
Durante años todo transcurrió con normalidad y cada rey dirigía su reino con total paz, pero el caos estaba a punto de llegar. El Rey Salomón, el más poderoso de los cinco y quien se encargaba de hacer justicia y mantener la paz entre todos los reinos, tenía una hija llamada Victoria. Su belleza era codiciada por muchos, razón por la que su padre la protegía como nada en el mundo. Todo hombre que tuviera el privilegio de ver a Victoria, quedaba perdidamente enamorado hasta el punto de quitarse la vida por causa del despecho de no poder tenerla. Sólo un hombre en la tierra pudo ver a Victoria sin perder la cordura, y era el príncipe Ignacio, hijo de uno de los cinco reyes que gobernaban al mundo. Ignacio no sentía la obsesión inconsolable por tener a Victoria al igual que muchos otros hombres, el simplemente supo que realmente la amaba al verla por primera vez.
Victoria siempre se preguntó si existiría algún hombre en la tierra que no perdiera la razón al verla, un hombre que pudiera llegar a amarla. Cuando conoció a Ignacio, supo que era él. Por esto, Ignacio decidió pedir la mano de Victoria, pero el rey se negó. Enfadado por la decisión del Rey de no darle la mano de su hija, Ignacio decidió secuestrarla.
El caos inició y el mundo se vio envuelto en una brutal guerra debido a que El Rey Salomón, quien era el encargado de mantener la paz y la justicia, había sido cegado por la ira. Decía ser capaz de destruir cada uno de los cuatro reinos si era necesario para hallar a su hija.
Ignacio y Victoria huyeron de la ira del rey, amándose cada segundo posible ya que sabían que en algún momento todo aquello podría acabar. Victoria pudo ver el dolor y la desolación que su padre estaba causando en todo el mundo por encontrarla y la culpabilidad no tardo en despertar su conciencia. Sabía que tenía que regresar y detener la destrucción que estaba causando. Así que una noche decidió escapar de los brazos de su amado captor sin que él lo notara, ya que sabía que Ignacio iba a querer regresar con ella, y si esto ocurría sabía que lo matarían. Así que mientras dormía, ella huyó y volvió al reino. Al regresar, su padre detuvo la destrucción, y la encerró.
Debido a la obsesión de proteger a su hija, El rey perdió la cabeza y se entrego a la locura. Tomo la decisión de alejar a Victoria de todo aquel hombre que quisiera tenerla, inclusive de él mismo si era necesario. Llamo al hechicero del reino y le ordeno que conjurara un hechizo a su hija para que ningún humano pudiera poseerla. El hechicero sorprendido por la petición, preguntó si estaba seguro de la decisión que estaba tomando, pero el Rey, sumido en su locura, mantenía su postura.
El hechicero le explico que la única forma de alejarla del alcance de los humanos era sacrificarla a la luna, de esta forma Victoria se convertiría en parte de ella, y así estaría muy lejos del alcance de todo hombre. Pero antes habría que convertirla en un animal, ya que sólo así el sacrificio daría resultados. Contrariado por la opción que le había dado el hechicero, el Rey, con lágrimas en sus ojos, aceptó. Antes de que Ignacio pudiera llegar para salvar a su amada, ya se había culminado el hechizo. Desgarrado por el dolor pudo ver a aquel pequeño conejo, que alguna vez fue su amada Victoria, sin vida en las manos del hechicero. Lleno de ira y de dolor, y antes de que pudiera hacer algo, Ignacio fue apresado.
Esa misma noche algo increíble sucedió. Mientras se preparaba para su ejecución, Ignacio fue testigo de un milagro. La luna, que era tan blanca como la nieve, se manchó. Una sonrisa se dibujo en el rostro de Ignacio, no le estaba sonriendo a la muerte, le estaba sonriendo a su amada, que lo miraba con amor desde la luna, esperándolo.
Muchos veían aquellas manchas como la sangre de la princesa Victoria, que había sido sacrificada a la luna aquella noche. Pero Ignacio no vio lo mismo que todas aquellas personas, el vio algo diferente, vio a un conejo. Es así como a partir de esa noche, la luna dejo de ser blanca y ahora relucía manchada en el oscuro cielo.
Algunos dicen que aquel que esté enamorado verá en la luna un conejo, el mismo conejo que vio Ignacio antes de morir
Daniel Fuentes
Me encantó 😍
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ResponderEliminarQue bonito
ResponderEliminarestuvo hermoso!!!
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